[CRÍTICA] Attacca con todo

Comentarios sobre el XI concierto de la Temporada de Abono de la Sociedad Filarmónica de Lima. Attacca Quartet: Amy Schroeder, Alex Fortes (violines), Nathan Schram (viola) y Andrew Yoo (violonchelo). Jueves, 8 de agosto de 2019. Auditorio Santa Úrsula. Obras de Joseph Haydn, Felix Mendelssohn, Ludwig van Beethoven y Caroline Shaw.


El Attacca Quartet ha dado, anoche, más de una lección al público limeño. La primera -y quizá la más importante- es recordarnos la importancia de comprender el desarrollo de la creación musical a lo largo de la historia para saber qué terreno pisamos.

A veces, los lamentos por la poca programación de obras contemporáneas en el Perú pueden (mal) entenderse como un “olvidar el pasado y dar paso ‘totalmente’ a lo nuevo”. Muchas veces se cree, equivocadamente, que no encontraremos nada novedoso en los llamados “clásicos”. Que toda esa música destinada a satisfacer a audiencias de otros tiempos ya no encaja más en el siglo XXI y que el público que la escucha forma parte de una élite canosa y adinerada anclada en lo antiguo. El cuarteto Attacca nos dice lo contrario: el presente dialoga perfectamente -y debe necesariamente hacerlo- con el pasado. La música de hoy no se explica si no miramos atrás.

Los cuatro jóvenes artistas estadounidenses tienen clara su misión y nos recuerdan que Joseph Haydn, Felix Mendelssohn y Ludwig van Beethoven pueden sonar tan novedosos y tan actuales como la misma obra de Caroline Shaw.  Y, en ese sentido, el recital fue redondo.

El programa original estaba conformado por tres obras: el Cuarteto de cuerdas opus 71 Nº 2 de Haydn, el Cuarteto de cuerdas opus 13 Nº 2 de Felix Mendelssohn y el Cuarteto de cuerdas 127 Nº 12 de Ludwig van Beethoven. Por iniciativa de la productora filarmónica Denice Guevara, el Attacca Quartet agregó Entr’acte de Caroline Shaw como encore. Con sus once minutos de duración es quizá la propina más larga que se ha ofrecido en las últimas temporadas de la Sociedad Filarmónica de Lima. Era necesaria a pesar de los comentarios del público. “Qué música más rara”, dijo un asistente al finalizar el recital.  Y era necesaria, además, porque teniendo un importante repertorio contemporáneo hubiese sido una oportunidad perdida no escuchar al Attacca Quartet interpretando obras de su más reciente álbum, Orange, que ha obtenido el reconocimiento de importantes medios musicales del mundo.

A lo largo de su trayectoria, el Attacca Quartet ha realizado proyectos muy significativos como interpretar los 68 cuartetos de cuerda de Haydn en directo y hacer lo mismo con Beethoven, sobre todo, después de pasar una temporada tocando música contemporánea, que les permitió hallar “conexiones” -según cuentan ellos mismos- entre el compositor alemán y las obras de hoy. Cada paso ha sido seguro, inteligente y sin prejuicios ante determinada época o estilo.

Y ahora, nos podemos preguntar, ¿por qué Mendelssohn? La respuesta no solo está en demostrarnos que un adolescente puede componer una obra de tal magnitud, sino que lo puede hacer manifestando una sorprendente comprensión de los últimos trabajos de Beethoven para cuarteto de cuerdas, que fueron marginados por la audiencia de la época (casi como el público que anoche dijo “qué música más rara”). Recordemos, además, que Mendelssohn admiraba a Beethoven quien murió en marzo de 1827, mismo año en que el joven compositor escribió el cuarteto en mención.

Por último, la obra de Caroline Shaw llega como un recordatorio de que la música de hoy se escribe, muchas veces, con base en el pasado. De hecho, Orange, el disco más reciente del Attacca Quartet tiene piezas creadas por la citada compositora estadounidense luego de sus investigaciones sobre el estilo barroco y clásico que, sin embargo, no dejan de ser contemporáneas por la forma en que han sido desarrolladas.

La otra lección que nos deja el cuarteto está en la ejecución. Hubo sintonía y  diálogo perfecto entre los miembros del Attacca. Técnicamente, la articulación y el control de los matices dinámicos fue superlativo. Además, todo el recital fue un maravilloso espectáculo de performance, pero nunca cayendo en el error de generar ruidos sobre el escenario. No hubo golpes con los pies, ni respiraciones exageradas. Los cuatro músicos se decían muchas cosas con la mirada y con los movimientos. Tal fue el grado de compenetración y presencia que, al finalizar, llevaron al auditorio al absoluto silencio antes de los aplausos y merecidos ‘bravo’ que resonaron en la sala. Por ello, sería injusto destacar a un intérprete sobre el resto porque el Attacca Quartet demuestra que es un todo muy sólido y que funciona de esa manera. El resultado quedó en evidencia: el recital fue de tan alta calidad musical que generó entusiasmo en los asistentes.

Lo que sorprende negativamente es que la función se dio con una audiencia que cubrió alrededor de la mitad del Auditorio Santa Úrsula. Un resultado de taquilla desalentador para una organización que lleva 112 años produciendo conciertos en el Perú. Sin embargo, la lección más emocionante del Attacca Quartet es que se entregan totalmente al público que desea compartir la jornada musical con ellos. Y mientras para el resto de medios de comunicación solo importan los escándalos e ignoran espectáculos de esta naturaleza, los jóvenes músicos, silenciosos entre recitales, continuarán su breve gira en el país con un concierto gratuito en Arequipa este sábado en el Monasterio de Santa Catalina.

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